lunes, 12 de marzo de 2012

AROMATERAPIA Y MASAJE

La aromaterapia es parte de una tradición curativa natural que tiene más de 8000 años. Hasta mediados del siglo pasado, todos los remedios para achaques crónicos, dolores y enfermedades infecciosas se derivaban de plantas, a las cuales se les atribuían poderes espirituales y curativos. A lo largo de todas las edades, el arte de la curación natural ha sido una ciencia seria. Sacerdotes, médicos y curanderos, desde la China a las Américas, preparaban pociones aromáticas de hojas, flores y hierbas, y las usaban en combinación con técnicas terapéuticas que incluían masajes o la "imposición de manos". Aceites e inciensos preparados con plantas y seductoramente perfumados, aliviaban el dolor a la vez que proporcionaban placer en baños estimulantes, y eran brindados a los dioses en ofrendas religiosas. Aunque ahora tendemos a considerar con escepticismo el poder de las plantas, prefiriendo en su lugar recetas de farmacia menos sutiles y de efectos más rápidos, los análisis científicos han demostrado que las medicinas naturales a base de hierbas y avaladas por el tiempo, pueden ser extraordinariamente eficaces.

COMO Y PORQUE FUNCIONA LA AROMATERAPIA
Podría llamarse "la ciencia sensual" porque combina los poderes nutritivos y relajantes del tacto con otro sentido muy poderoso: el olfato. En el masaje aroma terapéutico, los aceites esenciales se aplican en la piel y son introducidos dentro del cuerpo por medio de técnicas neuromusculares que se centran en el sistema nervioso y en los invisibles canales de energía que los médicos orientales llaman meridianos.
A medida que la piel responde al masaje, sus terminaciones nerviosas se comunican con los órganos internos, las glándulas, los nervios y el aparato circulatorio. El efecto puede ser estimulante o calmante, depende de los tipos de aceites usados y de las necesidades de la persona a quién se da el masaje.
La nariz contiene 10 millones de neuronas que atrapan las moléculas odoríferas; éstas neuronas se llaman receptores olfatorios. Estos envían los olores a nuestro centro emocional en el cerebro, llamado el sistema límbico. Este sistema, enormemente activo, está conectado a otras partes vitales del cerebro, aquellas comprometidas en el control del ritmo cardíaco, la presión arterial, la respiración, la reproducción, la memoria y la reacción ante el stress.

No hay comentarios:

Publicar un comentario